Licenciado en Derecho por la Universitat Autònoma de Barcelona y actualmente cursando el grado de Historia, Geografia e Historia del Arte por la Universitat Oberta de Catalunya.
Si bien de pequeño nunca fui buen estudiante, con el paso de los años he ido sintiéndome más y más atraído por la historia, el arte y la cultura en general.
En su día, con más pena que gloria, terminé la licenciatura de Derecho sin saber aún hacia dónde encarrilar mi vida, pero teniendo claro que las letras tenían que formar parte de ella.
De joven siempre fui un estudiante desganado que rehuía de los libros a la mínima oportunidad. Hoy creo que no podría vivir sin ellos.
Descubrí la poesía hace ya muchos años, aunque siempre de un modo íntimo. Poesía que siempre me acompañó en momentos de soledad, de tristeza, de añoranza.
El dolor de una ruptura puede provocar tal sufrimiento al ser humano que ni la más avanzada medicina es capaz de aliviar. Yo sufrí de ese mal.
Recuerdo que en una ocasión me refugié durante semanas en casa. Recluido en la más absoluta de las soledades. El tiempo se detuvo y me desesperaba ver como ese dolor que me consumía no hacía sino otra cosa que crecer en mi.
Los días se hacían eternos. Deambulaba por casa sin dirección, sin esperanza, sin sentido... hasta que un día me puse a rebuscar entre las estanterías en las que años atrás había ido acumulando libros. Recuperé algunas obras ya casi por mi olvidadas y, como quien no ha ingerido alimento en días, comencé a engullirlas.
Fue en esos momentos de angustia, de desesperación, de oscuridad, cuando precisamente comencé a entender la poesía desde un nuevo punto de vista. Una poesía de esperanza.
Los sentimientos que esos versos expresaban lograban calmar el dolor interno mejor que cualquier fórmula química.
Volví a conciliar el sueño. Volví a soñar. Volví a dejar mi mente volar.
Comencé a dibujar un mapa. Un mapa de palabras, de versos, de estrofas.
Un mapa que hoy continúo dibujando y con el que mostrar el camino recorrido para encontrar el camino a recorrer.
